domingo, 23 de abril de 2017

Movimiento Slow

Surge en Italia en 1986 de la mano del periodista Carlo Petrini ante la protesta de la apertura de un McDonals (establecimiento de comida rápida Fast Food) en la Plaza de España en Roma. Inicialmente el movimiento fue Slow Food, luego se extendió hacia otros ámbitos de la vida como Slow life, Slow sex, Slow cities, etc. La filosofía de la lentitud. Esta filosofía aboga por un mayor control del tiempo. Que seamos nosotros quienes controlemos el tiempo, y no que sea éste quien nos domine. Si conseguimos este control, estaríamos hablando de una mayor calidad de vida. Pasear, hablar con los amigos, cocinar, disfrutar de las pequeñas cosas…

Hoy más que nunca, el individuo moderno vive sumido en una particular carrera de obstáculos en la que controlar el cronómetro hasta la milésima determina nuestra existencia. La desconexión del medio natural y su tempo, ligado a las estaciones y demás factores que escapan a nuestro control, parece un espejismo en las sociedades occidentales de hoy en día. Las ciudades se vuelven anónimas y levitamos, sumidos en nuestro peculiar universo de intereses. La prisa es el motor de todas nuestras acciones y la cinética de grand prix envuelve nuestra vida acelerándola, economizando cada segundo, rindiendo culto a una velocidad que no nos hace ser mejores.

El movimiento Slow no pretende abatir los cimientos de lo construido hasta la fecha. Su intención es iluminar la posibilidad de llevar una vida más plena y desacelerada, haciendo que cada individuo pueda controlar y adueñarse de su propio periplo vital. La clave reside en un juicio acertado de la marcha adecuada para cada momento de la carrera diaria. Se debe poder correr cuando las circunstancias apremian y soportar el temido estrés que en demasiadas ocasiones nos embarga; pero a la vez saber detenerse y disfrutar de un presente prolongado que en demasiados casos queda sepultado por las obligaciones del futuro más inmediato.



2 comentarios:

  1. Difícil de compaginar en personas como tú, que viven la vida en tantos lugares, y tal velocidad. Pero necesario sin duda alguna. Me viene a la mente un verso de Juan Ramón Jiménez:

    Despacio, despacio...
    que quiero sentir a cada paso,
    los granos de arena que voy pisando.

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    1. Cierto pero aunque sea difícil de compaginar vale la pena reposar y intentar saborear tranquilo los buenos momentos y aprender a disfrutar las pequeñas cosas que nos rodean y saber comunicar a nuestros amigos esa tranquilidad y ese disfrute.

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