Las
abejas son mucho más importantes de lo que pensamos. La producción
de alimentos a nivel mundial y la biodiversidad terrestre dependen en
gran medida de la
polinización, un proceso natural que permite que se fecunden las
flores y den así frutos y semillas.
Las abejas, y otros insectos como mariposas y abejorros, son los
responsables de este proceso y, sin embargo, sus poblaciones están
disminuyendo a pasos de gigante.
Varios
son los factores que amenazan a los polinizadores: la
pérdida de hábitats,
las
prácticas de la agricultura industrializada,
como los monocultivos (menor disponibilidad y diversidad de alimento
para estos insectos), el
uso de plaguicidas;
parásitos y enfermedades; especies vegetales y animales invasoras;
y los impactos del cambio climático.
Se ha calculado que el valor económico de la labor de polinización
de las abejas podría estar en torno a los 265.000 millones de euros
anuales en todo el mundo y 22.000 millones para Europa.
Las
abejas tienen un papel esencial en los ecosistemas. Un tercio de los
alimentos que consumimos y cerca del 90% de las plantas silvestres
dependen de la polinización.
La
FAO ha destacado el impacto de las abejas en la producción del campo
y afirmó que pueden ayudar a garantizar la seguridad alimentaria de
los pequeños agricultores. Más allá de producir miel, las abejas
fertilizan a las plantas al avanzar de flor en flor, aumentando así
los rendimientos de los cultivos.
Según
la FAO, las abejas pueden tener un papel clave para mejorar la
producción de unos 2.000 millones de pequeños campesinos en el
mundo y asegurar los alimentos y la nutrición de la creciente
población del planeta.
La
agencia de la ONU citó un artículo publicado en la revista Science
que sostiene que impulsar la producción agrícola aprovechando los
procesos naturales es una de las vías sostenibles para aumentar el
suministro de alimentos.
Esto
significa que las estrategias de seguridad alimentaria podrían
beneficiarse si incluyesen la polinización como un componente
integral.
La
FAO subrayó la necesidad de encontrar maneras de propiciar la
reproducción de esos insectos ya que se encuentran amenazados por
diversos factores, entre ellos el cambio climático.
Barbara
Gemmill-Herren, experta de la FAO y una de las autoras del artículo,
explicó que se pueden crear hábitats dentro y alrededor de las
granjas para que abejas, aves e insectos puedan vivir durante todo el
año.
«Es
bueno para el medio ambiente y para la seguridad alimentaria»,
puntualizó la experta».
Interesantisimo post Irina. Gracias
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