En
1982 se prohibió la caza comercial de ballenas en los países que
formaban parte de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), debido
a una elevada presión social y al lamentable estado en el que se
encontraban las poblaciones de estos mamíferos. En 1994 la misma CBI
creó un Santuario de Ballenas en la Antártida.
A
pesar de estas prohibiciones, varios
países siguen acabando con ellas:
Noruega
presentó una
objeción oficial a la moratoria en 1982 y continúa cazando en el
Atlántico Norte.
Islandia
abandonó la CBI en 1992, pero
se reincorporó en 2003, con una objeción a la moratoria y comenzó
la caza comercial en 2006.
(Desde 2016 Islandia: la única empresa que se dedica a industrial pesquera rorcual, no va a cazar el rorcual el verano de este año. Los balleneros, experimentan dificultades con la exportación de la carne).
Japón
caza ballenas en la Antártida y el Pacífico Norte, utilizando
una laguna de la moratoria a la caza comercial de ballenas, que
permite a los países cazar ballenas para “investigación
científica”. Sin embargo, esta “caza
científica” es una farsa, ya
que la carne de ballena se empaqueta y se vende en el mercado. En
marzo de 2014 el Tribunal Internacional de La
Haya declaró ilegal la caza de ballenas con fines científicos de
Japón en la Antártida. Sin
embargo Japón no hace caso del alto Tribunal.
Además
de su caza, ahora las ballenas también tienen que hacer frente a
otras causas que están afectando seriamente a su supervivencia: el
cambio climático, la contaminación, la destrucción del hábitat y
la pesca descontrolada son
problemas que se deben ser abordar urgentemente si queremos un mar
saludable para las ballenas, para todos los seres que en él viven y
para las comunidades que dependen de él.
Lamentablemente,
de las diferentes especies de ballenas que existen, casi
todas sus poblaciones se encuentran reducidas, algunas
al borde de la extinción, otras en lenta recuperación y algunas
tienen en jaque a los científicos, que no logran descifrar si se
recuperan o decrece su número. Por ejemplo, la ballena azul -el
animal más grande que ha habitado jamás el planeta- aún no se ha
recuperado de la caza indiscriminada que la llevó al borde de la
extinción. Y como ella, muchas otras.
Estos
datos son especialmente preocupantes, pues las ballenas viven mucho
tiempo (pueden alcanzar entre los 70 y 150 años) y su reproducción
es muy lenta.
Muy bonito. gracias.
ResponderEliminarGracias a ti Jordi !!
EliminarRecuerdos a Marc !!!
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