Debido
a la demanda de su precioso pelaje blanco, el zorro ártico sólo se
salvó de la extinción por la prohibición de su caza en 1928. Pero
un siglo después, la especie sigue en apuros.
Pero
los zorros árticos se enfrentan a nuevas amenazas. Viven en la
tundra abierta, más allá del límite del bosque boreal. Las
temperaturas allí han subido un grado en el último siglo, y el
bosque está avanzando en el territorio del zorro. Con los árboles
ha llegado un nuevo competidor: el primo “grande” del zorro
ártico, el zorro común. El recién llegado se queda con las
madrigueras, e incluso puede matar a los zorros árticos más
pequeños.
Bravo por tu apoyo a estas causas¨.
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